Envejecer con bienestar es uno de los grandes objetivos de la medicina preventiva moderna. En este contexto, ciertos hábitos cotidianos, como tomar café, pueden jugar un papel mucho más relevante de lo que se creía. Nuevas investigaciones científicas apuntan a que consumir café de forma regular —específicamente entre 3 y 5 tazas al día— podría tener efectos muy positivos sobre la salud a largo plazo, especialmente en adultos mayores.
UNA FUENTE RICA EN ANTIOXIDANTES Y COMPUESTOS BIOACTIVOS
El café no solo es una de las bebidas más consumidas del mundo, sino también una de las más estudiadas. Su riqueza en antioxidantes como los polifenoles y los ácidos clorogénicos lo convierte en un aliado potencial en la lucha contra el envejecimiento celular. Estos compuestos ayudan a contrarrestar el estrés oxidativo, una de las principales causas del deterioro progresivo del organismo con la edad.
Además, el café contiene pequeñas dosis de vitaminas del grupo B, potasio, magnesio y otros fitonutrientes que pueden reforzar las funciones inmunológicas y neurológicas con el paso del tiempo.
MENOR RIESGO DE FRAGILIDAD Y ENFERMEDADES DEGENERATIVAS
La fragilidad en la vejez —caracterizada por pérdida de masa muscular, debilidad y fatiga persistente— ha sido objeto de numerosos estudios. Se ha observado que quienes consumen café con regularidad tienen una probabilidad menor de desarrollar este síndrome. Esto podría deberse a que el café estimula la actividad metabólica, mejora la sensibilidad a la insulina y favorece un mejor control del azúcar en sangre, factores esenciales para mantener la masa muscular y la energía en edades avanzadas.
Asimismo, hay evidencia de que el consumo de café puede reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson, al favorecer la circulación cerebral y proteger las neuronas de procesos inflamatorios crónicos.

¿Y QUÉ PASA CON LA CAFEÍNA?
Una preocupación común es el efecto de la cafeína, especialmente en personas con hipertensión o problemas cardíacos. Sin embargo, varios estudios concluyen que, en individuos sanos o con presión arterial controlada, el café no genera aumentos significativos ni sostenidos en la presión sanguínea. Incluso se ha observado que quienes toman café habitualmente desarrollan cierta tolerancia a los efectos excitantes de la cafeína, lo que minimiza el impacto negativo sobre el sistema nervioso.
No obstante, es importante individualizar el consumo. Personas con insomnio, ansiedad o problemas digestivos deben consultar con su médico antes de aumentar su ingesta.
MODERACIÓN Y ESTILO DE VIDA EQUILIBRADO
Como ocurre con casi todo en nutrición, el beneficio está en la moderación. Tomar entre tres y cinco tazas de café al día, sin añadir exceso de azúcar o nata, puede integrarse perfectamente en una dieta equilibrada. Si se combina con ejercicio físico regular, descanso adecuado y una alimentación rica en frutas, verduras y proteínas de calidad, el café puede ser una pieza más del rompecabezas de una vejez saludable.