Tener un pollo en el congelador es bastante común, especialmente si eres fanático de este alimento. Muchas veces por el factor económico y de tiempo es preferible comprar un pollo entero o una bandeja de pechugas.
No debemos sucumbir a la tentación de sacar el pollo del congelador y dejarlo sobre la encimera, ni mucho menos colocarlo cerca de una ventana soleada para acelerar el proceso de descongelación. Tampoco es recomendable sumergirlo en agua caliente.
Descongelar el pollo de forma inapropiada puede ser riesgoso para la salud, ya que podría fomentar el crecimiento de bacterias que provocan enfermedades. En el caso del pollo y otras aves, es crucial mantenerlos a una temperatura segura incluso mientras se descongelan.

Cuando la temperatura supera los 5 ºC, las bacterias presentes en el pollo antes de congelarlo comienzan a multiplicarse. Aunque el interior de la carne siga congelado, basta con que el exterior alcance esa temperatura para que las bacterias empiecen a desarrollarse.
¿CÓMO DESCONGELAR EL POLLO CORRECTAMENTE?

La forma más segura de hacerlo es en el refrigerador, y el tiempo que tome dependerá del tamaño de la pieza. Por ejemplo, los filetes o alitas, si están separados y no en bloque, pueden descongelarse en una noche; las pechugas o muslos tomarán alrededor de 24 horas, y un pollo entero podría necesitar hasta 48 horas.
Si se te ha olvidado sacar el pollo con tiempo, una opción segura es usar el microondas. Aunque es el método más rápido, hay que cocinar el pollo inmediatamente después de descongelarlo.
El microondas lo descongelará rápidamente, pero también lo calentará por encima de los 5 ºC, lo que podría ser un entorno favorable para las bacterias. Sin embargo, si lo cocinas a más de 74 ºC de inmediato, el calor eliminará cualquier bacteria y evitará que se desarrollen.