Mariel Armella Las interacciones con la familia política pueden poner a prueba la estabilidad de una relación de pareja. Al salir del hogar familiar, se comienza una nueva etapa de convivencia con una familia distinta, lo cual puede generar roces, especialmente entre la nuera y la suegra. Las diferencias en opiniones, personalidades y enfoques de vida se hacen más evidentes con el tiempo, y es común que surjan desacuerdos más profundos sobre temas como valores, educación, religión, trabajo y estilo de vida.
Es importante recordar que, en una relación de pareja, lo esencial es la unión entre ambos. Ambos deben apoyarse y cultivar un sentido de solidaridad. Además, es crucial evitar que uno de los miembros sea objeto de falta de respeto por parte de los padres del otro, y, en algunos casos, puede ser necesario establecer límites claros con las familias para proteger el vínculo.
La psicóloga Paloma Quisbert señala que es importante construir la relación de pareja sin incluir la influencia familiar. De esa manera el matrimonio, convivencia y demás será mucho más sana.
“En lo que podemos enfocarnos es en la influencia que deja las relaciones parentales a una persona. Ya que en la familia se cultivan los valores. De esa manera, se construyen relaciones sanas a futuro. Es un efecto premonitorio.” Señala la psicóloga Quisbert.
Cuando uno de los miembros de la pareja depende en exceso de su familia de origen, esto puede generar tensiones, especialmente si no se logra una separación emocional. Esto se complica cuando uno de los padres no comprende la necesidad de autonomía de su hijo o hija, y le cuesta aceptar el cambio. También, si uno de los miembros siente que su familia lo menosprecia por mostrar preferencia hacia la pareja del otro, pueden aparecer inseguridades emocionales y conflictos.
Por otro lado, quienes tienen expectativas elevadas de ser aceptados por la familia de su pareja pueden experimentar frustración si no reciben el mismo nivel de acogida que otros miembros, como el yerno o la nuera preferida. Finalmente, el proceso de crianza puede convertirse en una fuente de conflicto cuando se reciben demasiados consejos de familiares externos, lo que restringe la libertad para educar a los hijos conforme a los propios principios.
