Imagina que discutes con tu pareja y, de la nada, escuchás un: “Si sigues así, mejor terminamos”. No es la primera vez que lo dice. Y aunque después todo parece volver a la “normalidad”, te deja esa sensación de miedo, de inseguridad, de no saber qué esperar.
No es solo una frase lanzada al aire: es una forma de violencia emocional que puede desgastar profundamente cualquier relación. ¿Por qué ocurre? ¿Qué hay detrás de este tipo de amenazas repetitivas?
Las peleas en pareja son normales. Todos discutimos. Pero cuando las discusiones se vuelven una constante amenaza de separación o divorcio, la relación entra en una zona peligrosa. Lejos de solucionar el conflicto, lo agrava y genera miedo, ansiedad y culpa.
Según expertos en psicología, esta conducta aparece con frecuencia en personas que buscan tener el control de la relación. No porque realmente quieran irse, sino porque necesitan sentirse superiores, con poder, o buscan manipular emocionalmente al otro.
EL EFECTO SILENCIOSO DEL MIEDO AL ABANDONO
Muchas veces, quien recibe esa amenaza entra en modo “sumisión”. Baja la cabeza, evita hablar, se calla para “no perder” a su pareja. Pero con el tiempo, esa estrategia se vuelve insostenible.
El miedo al abandono activa nuestras inseguridades más profundas. Comenzamos a dudar de todo: de nosotros mismos, de la relación, del futuro. Y sin darnos cuenta, nos vamos alejando de quienes éramos, perdiendo la confianza, el deseo y hasta la autoestima.
Entonces ¿es normal decir “mejor terminamos” en una discusión?
Una cosa es un momento de enojo, donde decimos algo sin pensar. Otra muy distinta es usar esa frase como un arma constante. Si después de cada desacuerdo aparece la idea de romper, entonces ya no estamos hablando de una relación sana.
Cuando se da esos casos, el problema ya no es solo la discusión, sino el patrón emocional. Amenazar con separarse no resuelve nada. Solo hiere, confunde y agota.
En vez de acercarnos, nos separa emocionalmente, incluso si seguimos físicamente juntos.
¿QUÉ HAY DETRÁS DE ESA NECESIDAD DE AMENAZAR CON UNA RUPTURA?
Si bien estas personas ni si quiera lo hacen con maldad, simplemente no saben gestionar el conflicto de otra manera y lo cierto es que lo hacen porque Sienten miedo a perder el control. Quieren que el otro cambie, pero no saben cómo pedirlo sin agredir.
Puede que tengan heridas no sanadas. Pueden venir de relaciones pasadas o de su historia familiar.
Y por su puesto, buscan evitar el compromiso real. Y usan la amenaza como escape cuando algo se pone difícil.
Si te sientes identificada (ya sea porque usas esta frase o tu pareja lo hace contigo), es momento de detenerse y reflexionar:
- ¿Esta amenaza se repite todo el tiempo?
- ¿Siento miedo cuando escucho que me van a dejar?
- ¿Lo digo sin pensar, para provocar al otro?
- ¿Después me arrepiento?
La respuesta a estas preguntas puede ayudarte a entender que la forma en que gestionamos el conflicto es más importante que el conflicto en sí.
Y si te diste cuenta que eres quien siempre amenaza, aquí te dejo 3 consejitos que te pueden ayudar
- Cambiar la amenaza por una intención clara de diálogo. En lugar de decir “terminemos”, intentar decir: “esto no está funcionando, ¿lo hablamos?”
- Buscar ayuda profesional. A veces no podemos solos. Un terapeuta de pareja puede guiarnos para aprender a discutir sin herir.
- Reconocer cuándo una relación ya no es saludable. No siempre se trata de rescatar lo que no da para más. Si lo único que existe son amenazas, miedo y manipulación, quizás sea el momento de dar un cierre real, respetuoso y definitivo.
Recuerda que el amor no se sostiene con amenazas. Se construye con diálogo, con acuerdos reales, con cuidado mutuo. Usar el miedo como herramienta en una relación solo genera una distancia que, con el tiempo, puede volverse irrecuperable.
Si estás en una situación así, no estás sola. Hablar con amigas, buscar terapia o simplemente ponerle nombre a lo que estás viviendo ya es un paso enorme hacia tu bienestar.
Descubre más desde Matiz
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.