Juliana Barrientos Gaidrikh, una mujer de imponente belleza, con una estatura de 1,76 metros y ojos marrones cautivadores, ha hecho historia en el mundo de la belleza en Bolivia, pues logró ubicarse entre las 12 finalistas de Miss Universo y, además, obtuvo el prestigioso galardón «La Voz de Oro» por su innovador proyecto social.
Su carrera en los concursos de belleza comenzó el 26 de enero de 2024, cuando fue coronada Miss Cochabamba, lo que marcó el inicio de una prometedora trayectoria.
Nacida en Cochabamba el 10 de marzo de 1997, Juliana es una modelo y reina de belleza que representó a Bolivia en el certamen Miss Universo 2024, celebrado en México.
Su talento va mucho más allá de la pasarela; Juliana es una destacada pianista, con un dominio excepcional del instrumento, y una de las características que más la distingue es su capacidad de hablar varios idiomas. Habla con fluidez español, inglés, ucraniano, ruso y portugués, lo que refleja su gran versatilidad y preparación.
Además, Juliana es una apasionada del conocimiento. Estudió Bioquímica y Farmacia en la Universidad Cristiana de Bolivia, en Santa Cruz de la Sierra, lo que subraya su compromiso con la educación y su constante búsqueda de desarrollo personal.
Uno de sus logros más destacados es su proyecto social, “El esmalte de uñas que salva vidas”, una iniciativa innovadora diseñada para detectar la presencia de drogas en las bebidas. Con este proyecto, Juliana no solo ganó el premio “La Voz de Oro”, sino que también demostró su profundo compromiso con la seguridad de las mujeres.
Su idea busca ofrecer una herramienta práctica y accesible para prevenir situaciones de riesgo, con el fin de proteger a las personas, especialmente a las mujeres, de amenazas invisibles en su entorno.
Juliana Barrientos conquistó el corazón de todos los bolivianos, mostrando que la belleza no solo radica en el exterior, sino también en el alma y la mente.
Su inteligencia, talento y dedicación rompen con los estereotipos, demostrando que la belleza y el intelecto van de la mano, y que ambas pueden ser fuerzas poderosas para transformar el mundo, elevando nuestras expectativas hacia nuevas alturas.