DE HILOS Y CRISTALES: ACCESORIOS QUE QUERRÁS TENER

A veces la chispa llega en el momento menos pensado: un viaje, una pulsera que llama la atención y una idea que se queda rondando. Así empezó la historia de De Hilos y Cristales, un emprendimiento cochabambino que hoy transforma paciencia y color en piezas que acompañan todos los días.

Gabriela Bustamante es ingeniera industrial, esposa, mamá, y mientras vivió en México aprendió sobre esta técnica de hilado con cristales japoneses, es así que cuando regresa a Bolvia (por la Pandemia) y le mostró a su sobrina, ella la animó a que pueda hacerlas y asi comenzó a abrirse un nuevo camino.

Al ser un arte diferente y como no encontró el material en el país, comenzó a importarlo con ayuda de contactos en México y Estados Unidos: así, entre encargos y creatividad, nació su marca: “De hilos y cristales”.

Desde el inicio eligió una ruta clara: calidad y diferencia. Trabaja con cristales japoneses (Miyuki) y cuida que cada diseño tenga su propia voz: no hace en cantidad, ni repite los diseños, porque su objetivo es la exclusividad. En un mercado lleno de acero inoxidable, su propuesta se siente singular; ella misma cuenta que en Cochabamba casi nadie trabaja con este material, y eso le dio un plus para abrirse camino.

Las piezas nacen de técnicas que Gabriela traduce a sencillo: telar para líneas rectas impecables; peyote par o impar con efecto de “ladrillitos”; espina de pez para movimiento elegante; tramas circulares para volumen. No solo crea pulseras: también hace aretes y otros accesorios bordando sobre bases de acero y nos contó también que  el “ojo turco” es un favorito que pide la clientela una y otra vez.

No todo fue brillo. Al principio muchos confundían el material con “mostacilla” y no entendían el valor del trabajo. Ella eligió explicar: contar de dónde vienen los insumos, cuántas horas toma una pieza, por qué ciertas combinaciones cuestan más.

Entre feria y feria perdió el miedo a “¿y si no vendo?” y encontró algo mejor: curiosidad real y conversaciones que terminaban en un “me la llevo”. La primera clienta que no era familia fue alegría pura y el empujón para seguir.

La inspiración llega de varios lados: nuevas técnicas que aprende y prueba, colores de temporada, pedidos de ferias, y ese diálogo con quien busca “algo que combine con lo que ya uso”.

Con más de mil tonos posibles de Miyuki, el juego está en mezclar con intención y pensar en la persona que se lo pondrá: piezas sencillas para todos los días, diseños más elaborados para marcar un momento especial.

Lo que sostiene la marca, más allá del brillo, es una idea simple: crear con calma y escuchar. Por eso ofrece personalización, cuida terminaciones y prefiere series cortas. El objetivo no es llenar cajones, sino entregar arte que se use de verdad.

En redes la encuentras como De Hilos y Cristales (Facebook e Instagram); en TikTok va sumando contenido sin prisa, a su ritmo.

Para quienes están pensando en empezar, Gabriela deja un consejo que vale oro: arriesgarse, intentarlo, aprender y mejorar en cada pieza pesa más que cualquier miedo. Ese es, tal vez, el verdadero hilo que recorre su entrevista y su emprendimiento: la decisión diaria de avanzar, incluso cuando el camino no está claro.

En cada pulsera hay tiempo, mirada y una historia pequeña que se suma a la tuya. Eso es De Hilos y Cristales: bijouteria que se vuelve compañía, accesorios que levantan el ánimo y un recordatorio de que las cosas hechas con amor encuentran su lugar.

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