Quizás muchos ya la conozcan y si no, te presentamos a Mariana Pedraza Salinas, la experta en tés de la ciudad qué junto a su gran equipo, ofrecen infusiones, repostería y productos novedosos y creativos que no encontrarás en ningún otro lugar de la ciudad.
Mariana nos contó que tuvo que estudiar Ingeniería de la Producción por obligación de su mamá, ya que ella no quería que su hija tenga una profesión a nivel técnico, así que como fue la carrera que más le llamó la atención decidió inscribirse a la Universidad. Finalizando su primer año dejó los estudios y tuvo que irse de su casa por problemas familiares y eso implicaba no recibir más el apoyo económico que tenía.
“Me fui a vivir donde mi abuelita, me inscribí a gastronomía, que era lo que me gustaba realmente y mientras estudiaba me puse a trabajar, me encantaba, gané varios concursos y en algún momento de la vida se doblo la tortilla, porque mi abuelita, si bien es repostera empírica, todo el tiempo me decía que ella lo hubiera hecho mejor, hasta que un día me cansé y en mi inmadurez de 20 años le dije que ya no cocinaría más y así lo hice”, nos confesó.
Tras conocer a Marcelo, quien es su esposo, comenzaron a dedicarse a la organización de eventos y en eso salió la oportunidad de hacer la sociedad de lo que ahora es Huayllani, “nos asociamos con Raúl Rivero que es el dueño de la Hacienda. Inicialmente la Hacienda tenía que ser un salón de eventos y las instalaciones donde estamos ahora tenía que ser la oficina, pero es demasiado enorme y se nos ocurrió poner un café para que los clientes puedan probar la calidad de la comida”, añadió.
Es así que el 2013 nace Hacienda Huayllani Café, pero con el tiempo, Mariana no se siente contenta vendiendo café y tras haber probado unos tés en casa de su tía, recibir un regalo de varios tés de origen de su tío que llegó de la India y ofrecerlos a los clientes, comenzó a interesarse más en todo ese mundo de las infusiones, hasta que la marca Akbar comenzó a enviarle productos, afiches y bolsas para poder comercializarlo.
A los dos años, Mariana se da cuenta que si mejoraban la estética de las instalaciones y lo volvían más atractivo podrían aumentar su clientela y tras proponerlo a los socios comenzaron con las remodelaciones; aprovechando estos cambios, decidieron reinaugurar con una nueva marca de tés, de la cual tenían la representación y cambiaron el nombre del lugar a Huayllani la Hacienda del té con una propuesta novedosa y creativa de tés y repostería que no se encuentra en ningún otro lugar de la ciudad.
Eso marcó un antes y un después, no solo en la vida de la casita del té, sino también en la vida de Mariana, quien decidió seguir capacitándose en ese maravilloso mundo y en 2018 se especializa en una escuela para somelier, “me inscribí en una escuela, pero al finalizar decidí no dar el examen porque sentía que me faltaba conocimiento y durante la pandemia entre a otro curso y fue maravilloso, di el examen y ahora soy catador nivel 1”, nos contó con mucha emoción.
Algo que nos gustó mucho de conversar con Mariana, es la filosofía que tiene, ya que también compartimos ese pensamiento que es de preocuparse primero por su personal, por darles buenas condiciones de trabajo y cuidarlos, pues como dice el refrán, “cuida de tu personal que ellos cuidarán de tus clientes” es muy cierto y eso se ve reflejado no solo en la atención que todos te dan cuando llegas al lugar, sino también en la creatividad que ponen al sugerir cosas nuevas para el menú, decoración del lugar e incluso para crear contenido en redes sociales.
Algunos obstáculos con los que tuvo que lidiar bastante fueron: el convencer a los clientes a probar cosas diferentes y novedosas y que comparen los productos y precios con los de otro lugar.
Un consejo que Mariana da a todas las personas que desean emprender es que primero trabaje desde abajo, porque solo así uno puede entender desde cuanto se demora en hacerlo, cuanto cansa y sobre todo reconocer y valorar a cada una de las personas de tu equipo de trabajo, “es importante que sepa lo que es trapear un piso, lavar un baño, ser mesero, que hagan todo lo que se necesita en una empresa, porque es complicado mandar a alguien a limpiar un baño cuando no sabes como se limpia o cuanto te cansa”, añadió.
Hoy Mariana se siente orgullosa de todo lo que ha logrado, pero sobre todo muy agradecida con su abuelita porque gracias a ella llegó hasta donde está y nos confiesa que no cambiaría nada de lo que ha vivido porque todo eso le dio muchas enseñanzas.